Las tres grandes leyendas cidianas en torno a la figura del Campeador

Incontables son las dispares leyendas en torno a nuestro héroe legendario.
La fascinación que genera la figura del Cid ha resultado en innumerables crónicas y fábulas hasta el punto de convertirse en el patrimonio oral más transcendental que pone de manifiesto el legado de Rodrigo Díaz de Vivar a lo largo de la historia.
Tal es la cantidad de manifestaciones que existen en torno a la imagen del Campeador que, desde el Consorcio del Camino del Cid, junto al Proyecto del Plan Nacional de I+D “Magia, Épica e Historiografía Hispánicas: Relaciones Literarias y Nomológicas”, adscrito a la Universidad de Zaragoza, se propusieron recopilar el mayor número posible de leyendas cidianas que, al menos, discurrieran por el conocido Camino del Cid o por territorios colindantes. Además, este proyecto busca conservar dichos testimonios con la clara intención de que sigan galopando a lo largo del tiempo y evitar así la desaparición de tan preciado bien.
Un héroe de leyenda
En numerosas ocasiones resulta complicado diferenciar la realidad de la enorme cantidad de leyendas que envuelven a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar. Esto se debe en parte a una de las obras clásicas de la literatura europea (y el mayor de los cantares de gesta españoles) y, en parte también, a otros escritos como, por ejemplo, la propaganda franquista donde la imagen de nuestro héroe legendario era utilizada como símbolo de la pureza y de la unidad patria.
Sin duda, el Cid es uno de los símbolos más interiorizados en el imaginario colectivo de nuestro país, sin embargo, tal y como acreditan diversos expertos en el tema, existen discrepancias entre las dos figuras concebidas; el Cid histórico, una especie de anti-héroe que tuvo que labrarse su propio futuro, y el Cid literario, el héroe forjado en la destreza militar y en la victoria de incontables y arduas batallas.
Sin embargo, la figura de Rodrigo Díaz de Vivar es una única, el personaje histórico no puede desprenderse del personaje literario ya que ambas componen el inmenso legado de nuestro héroe legendario.
La tres grandes leyendas cidianas
Gracias al gran poema épico castellano y a otros textos, como el Romancero o las Crónicas, somos testigos de numerosos episodios que forman parte de la ficción. Prueba de ello es el juramento de Santa Gadea, los nombres de las hijas de Jimena y Rodrigo y el episodio de la afrenta de Corpes, entre otras.
No obstante, existen otros tantos que se han consolidado en nuestro pensamiento sin saber a ciencia cierta ni cuál es su origen ni como tuvieron lugar.
El Cid ganó una batalla después de muerto
Dícese que nuestro héroe legendario ganó una batalla después de muerto. Cuentan que el Cid defendiendo Valencia del ataque de los ejércitos árabes fue atravesado por una flecha cayendo herido de muerte.
Aun siendo consciente de su tragedia, y en vez de reposar e intentar recomponerse, urdió una estrategia: El Cid ordenó que lo lavaran, que embalsamaran su cuerpo, que lo armaran con cotas de malla y un buen yelmo y que, finalmente, con la Tizona en mano, lo subieran a lomos de su fiel Babieca para darles batalla.
Así fue como nuestro héroe legendario se puso por última vez al frente de sus huestes y derrotó a unos árabes, sorprendidos de ver al Cid cabalgando cuando lo creían muerto. Tal fue su asombro que huyeron despavoridos creyendo enfrentarse con una aparición. Así ganó el Cid Campeador su última contienda.
Sucede pues que en el s.XIII en un manuscrito del monasterio de San Pedro de Cardeña aparece este relato por primera vez lo que, con el paso del tiempo, llevo a este conjunto monástico a convertirse en cuna de esta leyenda también por el hecho de que, en un período de decadencia, los monjes toman la decisión de utilizarlo como foco de atracción para mantener vivas sus donaciones lo que resultó en un auténtico éxito.
La leyenda de que el Cid ganó una batalla después de muerto ha pervivido en el tiempo y agrandó su fama llegando incluso a ser incuestionable por más de un burgalés, pero también por numerosas personas de fuera de nuestra provincia.
La encarnizada lucha del Campeador contra la bestia de la zona del Rudrón
En torno al pueblo de Basconcillos del Tozo existe un peculiar valle entre los que se encuentran los arroyos de Mundilla y Hurón, renombrado en el río Rudrón, que desembocan en el sumidero conocido popularmente como la Cueva del Agua (también de los Moros ó de Basconcillos).
Cuenta la tradición que en esta zona de la provincia de Burgos existía una enorme bestia que tenía amedrentados a todos los lugareños. El dragón o serpiente (no está unificada la historia bajo un animal concreto) acababa con sus ganados e incluso acabó con la vida de siete rapaces.
Una versión de la leyenda relata que este hecho llegó a oídos de nuestro héroe legendario gracias a que los vecinos de la zona le trasladaron su inquietud por lo que, a lomos de su inseparable Babieca, Rodrigo Díaz de Vivar se dispuso a dar batalla a esta bestia, la cual fue finalmente doblegada debido a la pisada del gran corcel que aplastó su cabeza.
Otra versión describe, sin embargo, que fue el Cid quien cabalgando por los parajes de Lora se encontró con la serpiente y detuvo a Babieca diciéndole “Detente, caballo valiente, que mato a la sierpe”. Así lo hizo el corcel y el Cid mató en el acto a la serpiente con su invencible Tizona.
Fuera cual fuera la versión correcta de dicha leyenda, ambas coinciden en que el golpe fue tan determinante que dejó una marca imborrable en una piedra de la montaña que, a día de hoy, es apenas visible a causa de la erosión recibiendo el nombre de “Patada del Cid”.
No podemos concretar que versión es la correcta sin embargo si parece ser cierto este relato ya que, en la propia Iglesia de Basconcillos, unas pinturas murales representan a una especie de dragón con personas en su interior.
Los amores del Cid
A pesar de que no existe ninguna crónica evidente que relacione a Rodrigo Díaz de Vivar con Urraca I de León, cuantiosos son los relatos que interpretan un enamoramiento de la conocida como “Reina Temeraria” con nuestro héroe legendario, ¡hasta describen escenas de celos con Doña Jimena!
La tradición popular relaciona incluso una casa, la conocida como Casa del Cid en Castejón de Henares, como el punto en el que mantuvieron un encuentro e incluso apuntan a una reunión entre estas dos mujeres.
Hay un abismo entre la realidad histórica y los numerosos relatos ficticios razón por lo que resulta aún más interesante sumergirse en los distintos episodios de la vida de nuestro héroe legendario y es que, cada cual, no hace más que ratificar la importancia del Cid en la historia de nuestro país.

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