El Cronicón de Oña y el Festival Burgos Cidiano: dos fiestas de recreación histórica unidas por el Cid

En la villa de Oña cada mes de agosto, desde hace más de tres décadas, tiene lugar una de las recreaciones históricas más importantes y llamativas de la Comunidad de Castilla y León: El Cronicón de Oña.
Durante aproximadamente cinco días al año, los vecinos de este pueblo del noroeste de la provincia de Burgos, a unos 65 kilómetros de la capital, se convierten en intérpretes teatrales que nos trasladan a la época en la que acontecen los diferentes sucesos históricos que darán lugar a la creación del Reino de Castilla.
¿Qué es el Cronicón de Oña? Declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, el Cronicón de Oña es el relato de la historia de la villa, de la fundación de su Monasterio de San Salvador y la crónica de variados acontecimientos que hacen referencia a los orígenes de Castilla.
Los sucesos en los que se basa esta fiesta se remontan al siglo XI, época en la que el temido caudillo musulmán Almanzor era el azote de la cristiandad en la Península.
La mayor parte del sur del territorio se encontraba en manos de los árabes, que avanzaban firmemente hacia el norte, donde se toparon con la resistencia del condado de Castilla, ya inmersa en profundos enfrentamientos con los reinos contiguos de León y Navarra.
Se alzó entonces la figura del conde Sancho García cuyo papel no fue otro que el de traer prosperidad y equilibrio a tierras castellanas. Tras una pactada paz que permitió al reino de Castilla reorganizarse, finalmente y con la ayuda de Dios, al que se encomendó, lograron la victoria en el año 1002 con la caída y muerte de Almanzor.
Este hecho convirtió a Sancho García en un hombre fuerte y respetado. Pero también de palabra ya que, casi una década después, cumplió su promesa de levantar un monasterio en honor al Señor tras su amparo en el triunfo frente al caudillo musulmán: el Monasterio de San Salvador de Oña, que se convirtió en el epicentro religioso y económico de múltiples acontecimientos que forman parte de la historia.
El Cronicón de Oña escenifica todos estos capítulos con una espectacular puesta en escena donde se tiene en cuenta hasta el más mínimo detalle; vestuario (con patrones de la época), elementos técnicos, luz, sonido… ¡pero sobre todo el afán de todo un pueblo por destacar y transmitir su historia!
El Cronicón de Oña escenifica todos estos capítulos con una espectacular puesta en escena donde se tiene en cuenta hasta el más mínimo detalle; vestuario (con patrones de la época), elementos técnicos, luz, sonido… ¡pero sobre todo el afán de todo un pueblo por destacar y transmitir su historia!
Pero… ¿qué tiene que ver el Cronicón de Oña con el Cid?
Por todos es sabido que Rodrigo Díaz nació en Vivar en la década comprendida entre 1040 y 1050, época en la que reinaba Fernando I, el Magno, Rey de León y Conde de Castilla.
Fernando I, tuvo cinco hijos: Sancho, Alfonso, García, Elvira y Urraca.
Gracias al prestigio adquirido por el padre del Cid, nuestro héroe legendario fue educado en la Corte de Burgos junto al primogénito del Rey, con quien adquirió todos sus conocimientos y empezó a destacar en notables faenas llegando ser nombrado alférez real y recibir el sobrenombre de Campeador.
Al fallecer Fernando I, Rey de León y Conde de Castilla, legó a sus hijos el protectorado sobre determinados reinos andalusíes y repartió sus territorios de la siguiente manera: a su primogénito le dejó Castilla; León y Asturias a Alfonso, el reino de Galicia a García y, a sus hijas Elvira y Urraca, Toro y Zamora, respectivamente, ambas dependientes de León.
Al ser coronado rey Sancho, recibió el reino de Castilla pero no contento con esto quiso arrebatar a sus hermanos los territorios que habían heredado razón por la que intenta arrebatárselos.
En una de estas batallas en la ciudad de Zamora, contra su hermana Urraca, el Rey Sancho II de Castilla muere misteriosamente asesinado.
Cumpliendo la voluntad del monarca, el Cid trasladó sus restos mortales hasta el Monasterio de Oña, donde recibieron cristiana sepultura, y descansan eternamente en la Capilla Mayor, bajo un magnífico sarcófago en el que se puede leer la siguiente inscripción:
“Aquí Yaze El Rey Do(n) Sa(n)cho, Que Mataro(n) Sobre Zamora”
Cuenta también la leyenda que una de las célebres frases referentes a nuestro héroe legendario aconteció en aquel suceso. Al ver aparecer el abad del Monasterio al Campeador con los restos de su rey pronunció:
“Que buen vasallo si hubiera buen señor”
¿Cómo no iba a interpretarse esta escena en tan importante representación?

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