El Cid y la Catedral de Burgos: la unión eterna

La Catedral de Burgos es uno de los elementos más representativos (si no el más representativo) de la ciudad de Burgos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1984 es, sin lugar a duda, el gran edificio del gótico español.
Hacia el año 1221 y fruto del crecimiento que se estaba produciendo en la ciudad y el rango de importancia que estaba adquiriendo (capital del Reino Castellano-Leonés), el Rey Fernando III, el Santo y el obispo Don Mauricio, prelado de la diócesis de Burgos, deciden levantar una Catedral según el nuevo estilo gótico que se extendía por Europa donde antes se ubicaba una catedral románica.
El 20 de julio de 1221 colocaron la primera piedra y, de la mano de arquitectos y maestros franceses trasladados a Burgos para la ocasión, comienza la construcción de este gran templo que, posteriormente, serviría de modelo a nuevas construcciones del Reino Castellano-Leonés.
A diferencia de otras catedrales, la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María, que es su nombre completo, ha sabido ir sumando y añadiendo elementos históricos nuevos y actualizados, según la época en la que se encontrará, sin perder los que ya albergaba. Además de conseguir conservar su patrimonio documental, artístico y musical.
Aunque es difícil de creer, este impresionante templo fue construido en… ¡apenas 40 años! Y tal y como se describe en el apartado de historia de la página web de la Catedral de Burgos se dividió por partes:
“En los nueve primeros años ya estaban concluidos el coro-ábside, la cabecera y las naves de la girola con sus capillas absidales, quedando dispuesta para el culto en 1230, año en que se realizó la primera consagración. Posteriormente, las obras continúan con la conclusión de la nave del crucero y sus portadas y se inician la nave central y las laterales, que quedarían rematadas en 1260, año de la consagración de todo el templo.”
Posteriormente se continuó ampliando y enriqueciendo:
“Se construye un claustro nuevo al lado de la nave sur de la girola en el último tercio del siglo XIII y se remodelan las capillas absidales; además, se van construyendo capillas desde finales del siglo XIV hasta el XVIII”
“En la segunda mitad del siglo XV se construyen tres obras fundamentales en la catedral: La Capilla de los Condestables, las agujas y el cimborrio”
El resultado, una fusión de diferentes elementos históricos; la primera piedra del siglo XIII, pasando por el Barroco, el Gótico Flamígero del siglo XV hasta la irrupción del Renacimiento en nuestra ciudad.
En el 2021 se ha celebrado el 800 Aniversario y aún podemos disfrutar de algún acto de este homenaje que se ha prolongado en el tiempo.
Pero para hablar de la Catedral inevitablemente hay que hablar del Cid y del Cantar ya que su historia va ampliamente ligada a la identidad de nuestro héroe legendario.
Entre las paredes de este solemne edificio descansan los restos de nuestro héroe legendario y de su esposa Doña Jimena Díaz, o al menos una parte de ellos. Concretamente se encuentran en uno de los lugares más solemnes del templo, bajo el crucero, donde se cruzan las naves y bajo su imperial cimborrio.
Dicho cimborrio es uno de los elementos más destacados de la Catedral y es considerado la cúpula más bella del Renacimiento español tanto por su orginiladidad arquitectónica como por su excelentísima decoración escultórica lo que le llevo a hundirse debido a su recargada construcción.
El cimborrio actual no es el original del siglo XV. Se trata de uno nuevo que fue sustituido sobre el año 1953 y estuvo inspirado en el Renacimiento. Para su construcción se necesitaron tres décadas.
El 21 de julio de 1921, dentro de las conmemoraciones del 700° Aniversario del inicio de la construcción de la Catedral, y con la intención de dar un digno enterramiento a los restos de nuestro héroe legendario y su esposa, se llevó a cabo una solemne ceremonia para depositar estos restos en una tumba bajo el espectacular cimborrio.
Destacan las crónicas de la época la importancia de esta celebración presidida por el propio Rey Alfonso XIII acompañando la urna y escoltado por una comitiva de autoridades de renombre como la Reina Victoria y el Infante Fernando; los obispos de Burgos y Valencia junto con un nuncio del Papa, ministros del Gobierno, autoridades locales e unidades del ejército que dispararon salvas en su honor.
Tres losas que conforman una lápida uniforme de tres metros de largo y uno noventa de ancho con una inscripción en letras doradas, creada por Menéndez Pidal, uno de los mayores expertos que hubo sobre el poema y la figura de nuestro héroe legendario, nos señala que están allí enterrados.
El pasado año 2021, coincidiendo con el 800 Aniversario de la Catedral, se cumplieron cien años del traslado de los restos de nuestro héroe legendario y Doña Jimena a la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María.
Pero sus restos no son los únicos tesoros cidianos que se hospedan en este espectacular santuario, la carta de Arras o el cofre del Cid también pueden encontrarse aquí.
Cabe recordar, y no por ello menos importante, la escena que narra el Cantar del Mío Cid, en la que nuestro héroe legendario, antes del salir al destierro, descabalga para rezar en la antigua catedral románica de Santa María sobre la que se construyó la actual Catedral de Burgos.
Un lugar privilegiado, al que siempre estuvieron y estarán vinculados, para honrar a tan ilustres y gloriosos burgaleses.

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