Y el Cid se fue

Y el Cid se fue.
Durante cuatro días, Burgos ha retrocedido en el tiempo y se ha transformado por completo para sumergirse de lleno en el s.XI. De la mano de su ciudadano más legendario.
Había ganas y se notaba.
Día tras día, las calles, engalanadas con banderas y pendones, repletas de pasacalles, danzas, animación y desfiles, se inundaban desde bien temprano de vida y color y nos hacían vibrar como hacía mucho no lo hacíamos.
Las huestes del Cid regresaron a casa antes del destierro, y centenares de personas, ataviadas con la indumentaria propia de la época, recorrieron las céntricas calles de una ciudad repleta que respiraba alegría.
En el mercado, en los desfiles, en los campamentos medievales de la ribera del Arlanzón, en las exhibiciones de la Plaza San Juan, en el espacio gastronómico… ¡por todas partes! Fueras donde fueras, la gente participaba del sinfín de actividades programadas y disfrutaba de este inolvidable viaje al pasado.
El festival cultural Burgos Cidiano ha transportado a nuestra ciudad al medievo y ha conseguido empapar el espíritu cidiano a las miles y miles de personas que han salido a disfrutar de una ciudad, que por unos días, retrocedía en el tiempo.
El Cid se va pero se queda entre nosotros.
Nos deja imágenes, momentos y un sentimiento de profundo agradecimiento a todas aquellas personas que han formado parte y han hecho posible este gran regreso.
Asociaciones y grupos participantes, figurantes individuales que han querido formar parte, músicos, actores y actrices, mercaderes, equipos técnicos, de montaje, de coordinación, funcionarios del Ayuntamiento de Burgos, policía, protección civil, trabajadores de las empresas de servicios, equipos de seguridad, azafatas, visitantes, burgaleses y burgalesas… solo podemos decir gracias.
¡GRACIAS!

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