El Cid cabalga también en Estados Unidos

La figura de nuestro héroe legendario ha traspasado nuestras fronteras y es tal su leyenda que su imagen se extiende por diferentes puntos de la geografía española y su historia es conocida en todo el mundo.
Precisamente, cruzando el Atlántico, en Estados Unidos cuenta con un gran reconocimiento y encontramos tres estatuas del Campeador. Tres estatuas idénticas ubicadas en las ciudades de Nueva York, San Diego y San Francisco.
¿Cómo llegó el Cid a Estados Unidos?
La historia del Cid ha transcendido a lo largo de los siglos y gracias a la fuerza del mayor de los cantares de gesta españoles, su figura es conocida por todo el mundo, lo que ha resultado en diferentes pasiones y singularidades de las que hoy somos testigos.
La culpa de que nuestro héroe legendario esté asentado en tierras americanas se le atribuye, en cierta medida, al matrimonio Huntington. Si algo le contagió el filántropo Archer Miltor Huntington a la escultora americana Ana Vaughn Hyatt al contraer matrimonio, fue su pasión por la cultura hispánica lo que desembocó en una inesperada predilección de la artista por nuestro héroe legendario y el nacimiento de unas estatuas en su honor. Además la pareja planeaba convertir los edificios que poseían en auténticas obras de arte colocando monumentales esculturas en sus exteriores.
Así llegó la imponente estatua ecuestre de bronce del Cid Campeador a la Hispanic Society of America.
La primera réplica de esta estatua se instaló en la Audubon Terrace, patio central de esta entidad, en agosto de 1927 y, posteriormente, se le añadieron cuatro guerreros de bronce a tamaño natural, apoyados sobre sus escudos, para completar el monumento.
El mismo prototipo fue moldeado por Anna para crear las otras dos réplicas de las imágenes cidianas que se encuentran en Estados Unidos. Tanto la que encontramos en San Diego como la que se ubica en San Francisco son donaciones de la artista a dichas ciudades.
Archer y Anna Hyatt de Huntington
Anna Vaughn Hyatt fue una célebre escultora americana hija del ilustre zoólogo y paleontólogo Alfeo Hyatt. Adquirió su formación en escuelas de reconocido prestigio y rodeada de los mejores escultores de la época e, influida por la actividad de su padre, adquirió tempranamente una reputación como escultura animalística convirtiendo las estatuas ecuestres heroicas en una parte destacada de su trayectoria artística.
Archer Miltor Huntington, arqueólogo, bibliófilo, poeta, filántropo pero sobre todo hispanista, adoptó este apellido al contraer segundas nupcias su madre, Arabella Duval Yarrington Worsham, con Collis Potter Huntington, un gran empresario del mundo de los ferrocarriles y la construcción naval que acumuló una de las grandes fortunas de la época.
Esto le facilito el acceso a una educación y vivencias únicas que le ofrecieron la oportunidad de emprender unos viajes por todo el mundo en los que experimentó la cultura hispánica de primera mano. De hecho, en unos de sus viajes a nuestro país, persiguió seguir los pasos de nuestro héroe legendario en tierras castellanas lo que dejó plasmado en su libro “Note-Book in Northern Spain”.
La pasión por nuestra cultura, historia e idioma le llevó a crear un museo “español” en la que albergar su colección bibliográfica y artística hispánica.
En unos terrenos que poseía en el Alto Manhattan se estableció The Hispanic Society of America, una biblioteca y museo español público cuyo objetivo era fomentar el estudio de las lenguas, la literatura y la historia española además de la portuguesa y latinoamericana.
Presidiendo la explanada de la Hispanic Society of America se aloja la imponente estatua del Cid Campeador que hemos mencionado anteriormente y que es considerada por muchos el símbolo extraoficial de esta entidad.
La escultora admiradora del Cid
A pesar de que hemos centrado este artículo en cómo llegó la figura de nuestro héroe legendario al otro lado del charco, las imágenes relacionadas con el Cid que encontramos en suelo americano no son las únicas de la prestigiosa escultora americana que podemos encontrar por el mundo.
El mismo prototipo con el que fueron moldeadas dichas tres esculturas fue utilizado para crear la otras tres réplicas existentes ubicadas fuera de tierras burgalesas, concretamente en Buenos Aires y Valencia, como ya mencionamos en un post anterior.
Además, en este mismo post, también incluíamos la existente en la ciudad de Sevilla pero no podemos considerar réplica a la escultura que se asienta en la capital andaluza puesto que, en realidad, se cree que es la original y la primera todas.
El matrimonio disfrutaba de largas estancias en esta ciudad (de la que llegaron a ser nombrados hijos adoptivos) y es en este lugar donde la escultora profundizó en la literatura española medieval y quedó definitivamente conquistada por nuestro héroe legendario.
Con motivo de la Exposición Iberoamericana que se celebraba en estas tierras, Anna obsequió a la ciudad con su primera escultura ecuestre del Campeador.
Estas estatuas recuerdan la importancia de nuestro héroe legendario y como su historia traspasó fronteras.
Archer Huntington y el Cantar de Mío Cid
En los numerosos viajes que Archer realizó a España le acompañaba su tutor y asesor personal de historia y cultura ibérica quien le proporcionaba parte de su formación como hispanista, la cual se vio incrementada recorriendo la península pero, sobre todo, tratando y conectando con sus gentes.
Estos conocimientos y sentimientos hacia la cultura española le permitieron convertirse en el primer traductor del Cantar de Mio Cid para Estados Unidos, ofreciendo una versión completa en lengua inglesa del texto y de sus notas.

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